"Manuel suavizó sus moratones con saliva y recorrió los dos cuerpos penetrándose de su olor y su aliento. No podría decidir jamás cual de los dos era más bello, aunque desease poseer a todas horas al más nuevo en la casa. Y dándoles la vuelta les metió la lengua en el culo sucesivamente. Le tenía querencia a esos dos ojetes, tan redondos y jugosos, y tuvo que follarlos a los dos en cuanto el primero abrió un ojo. Y no precisamente el del culo, porque ése se lo abrió su dueño a uno y a otro, alternativamente, intercambiándoles sus fluidos rectales."
Si pinchas la fotografía o el link de la columna a tu derecha puedes leer el capítulo 12
de esta historia escrita por el Maestro Andreas
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