"Curcio, de entrada se sobresaltó, pero al ver quien era el que lo agarraba se tranquilizó y sólo dijo: “Sois vos?”. Nuño no dejó que se volviese del todo y le respondió: “Sí. Soy tu señor y no quiero que te alejes del resto sin avisar a nadie. Es peligroso que un joven tan bello como tú ande solo”. El chico se excusó diciendo: “Señor, sólo tenía ganas de...”. “Calla!”, exclamó el conde. Y añadió acariciándole el esfínter: “Te molesta al montar después de tanto follarte?... O te gusta sentir el ardor que te dejan las pollas al moverse con fuerza dentro de ti?... Te dejas penetrar por miedo a que te azote otra vez o le has encontrado gusto a servir de puta para que te den por el culo?...No hables!... Eres muy guapo y me gusta este cuerpo que parece ideado por un gran artista...Pero tu culo me enloquece porque está erguido y se pronuncia su redondez al final de tu espalda. Dos nalgas carnosas y firmes, siempre turgentes aún después de zurrarlas o mazarlas golpeando con los muslos al clavarte la verga... No sé si te has enviciado tan pronto o ya existía dentro de ti una zorra deseosa de macho. Pero eso me da igual, porque cuanto más perras más placer dais a un hombre. Y tú vas a ser mi perrita esta tarde... Sabes lo que te haré ahora?”. “Sí, señor”, acató el crío. “La noto muy gorda y más crecida que de costumbre...Te da miedo que te la meta aquí?, le preguntó Nuño. “No, señor”, dijo el chico. El conde le sobó con fuerza los glúteos y agregó: “Eso me gusta... Pero no sé si prefieres antes unos azotes”. “No, señor”, contestó Curcio. “Y si la zurra es indispensable para que te folle, porque me gusta notar la carne caliente?”, insistió al amo. “Señor, si ha de ser requisito previo, azótame y luego fóllame, amo. Pero no me dejes así ahora”, suplicó el muchacho. “Y cómo quieres que te deje así si has hecho que me hiervan los cojones!...Agárrate al olivo y mantén en alto la cota de malla para que no me roce el capullo, que ahora sí que van a romperte el culo!”. Y todos hicieron como que no oían, pero en todo el campo resonaron los gemidos de Curcio."
Para leer el Capítulo 56 de la segunda parte de esta saga pincha la imagen.
"El Conde Feroz" es una historia escrita por el Maestro Andreas y está ambientada en la Europa del siglo XIII
No hay comentarios.:
Publicar un comentario