"El jefe no le sacó ojo al culo del chico y miraba con aprobación a su amante, indicándole que verdaderamente, vestido con pantalones apretados y cortos hasta la rodilla, el chaval tenía un trasero que era un joya.
La camiseta le estaba tan escasa que dejaba ver el ombligo al menor movimiento y con ver la cara del general, podía asegurarse que la comida le resultaba magnífica y no sólo por los excelentes vinos y exquisitos platos que le servían.
Es posible que el manjar que más le hubiese gustado, sería el propio Dani puesto en una bandeja, desnudito y con una zanahoria en el culo, como un cochinillo al horno, pero verlo moverse alrededor de la mesa también tenía su gracia y le parecía una delicia el chiquillo."
Si pinchas la imágen puedes entrar a leer el capítulo 19 de esta historia del Maestro Andreas
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