"Raúl miró al capitán y con un gesto de cabeza, éste le ordenó que obedeciese y complaciese al general cumpliendo con sus obligaciones y le brindase el mejor servicio posible.
Y así lo hizo Raúl.
El general solamente quería tenerlo a su lado, muy cerca, y meterle mano en la entrepierna palpándole los huevos y masturbándole la polla, despacio, con suavidad y oliendo el aroma de macho que desprendían las pelotas de aquel joven soldado rebosante de testosterona."
Si pinchas la imágen puedes entrar a leer el capítulo 22 de esta historia del Maestro Andreas
OPEN ASS BOYS!
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