Por más puta que sea, tarde o temprano el perro le rogará a su Amo que detenga el aparato.
Con tiempo suficiente de acuerdo al aguante y al vicio del animal, del gusto pasará a la molestia y de allí al dolor.
Taladrarle el culo puede ser un buen castigo para un esclavo indisciplinado
o un entretenido juego para su Amo.
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