Algunos perros gustan de revolcarse en el barro y jugar luchas entre ellos.
Siempre que hayan cumplido con sus tareas obligatorias, y si el Amo es tolerante, se les puede permitir un recreo.
Inevitablemente corresponderá después un baño para quitarles la mugre.
Y si los muy putos se han puesto re-cachondos, darles una dosis de verga.
Seguramente les palpitarán los ojetes deseosos de ser follados.
Y de una buena vez, cuando hayan desfogado la calentura, deberán retornar al trabajo, que para eso son los esclavos de su Dueño.
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