Inconfundible perra, oferta su culazo pelado y suculento.
Sujetándose al muro, sabe que es la forma tácita de suplicar por verga de Macho,
conoce que los Amos no toleran que grite reclamando atención como él quisiera.
Los códigos son claros y en este caso inconfundibles,
con suerte durante la noche le bañarán las nalgas con leche de Macho,
y más tarde, por la mañana, le quedará en la soledad de su casa cascarse una paja
tratando de revivir los momentos pasados que han dejado huella en el agujero afiebrado que se niega a cerrar.
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