No todos los esclavos tienen los pezones igual de sensibles, ni por su constitución física lo suficientemente sobresalientes.
Aplicando un trabajo constante y permanente, es posible desarrollarlos.
En un plazo de dos años se logran resultados sorprendentes,
consiguiendo que simples botones en el pecho se transformen en objetos dignos del juego placentero del Amo,
y disparadores de excitación del esclavo.
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