"Gracias al sacrificio de mis padres, yo hijo menor de una familia numerosa y humilde conseguí, después de muchos esfuerzos, terminar una carrera terciaria que me permite hoy día ejercer como profesor de ciencias en un instituto de enseñanza particular donde concurren niñitas y niñitos de familias que se permiten pagar un dineral en concepto de aranceles.
Me pone de muy mal humor observar como algunos de esos imbéciles desperdician la oportunidad de adquirir conocimientos de nivel, y se pasan todo el tiempo entretenidos en bromas estúpidas.
Uno de ellos en particular, se esmera por irritarme con preguntas idiotas y fuera de lugar, esperando después que el resto de la clase festeje su ocurrencia.
Se trata de un pendejo que se sabe atractivo, líder de un grupo compuesto por otros pendejos todos ellos de apellidos importantes, que aportan además de la cuota habitual del colegio dinero para la cooperativa.
En consecuencia solo me queda por el momento morderme las palabras que le diría y reprimir las bofetadas que se merece le propine ese hijo de puta.
Pero algún día, cuando la última gota rebalse el vaso... a solas... Yo y el maldito putito...
Ese día bien maniatado, se tendrá que comer las palabras burlonas junto con mi gorda pija, hasta atragantarse.
Lo marcaré a latigazos, porque quiero escuchar como llora y pide clemencia el maricón de mierda.
Lo obligaré a pedir por favor permiso, para mamarme la verga y calmar de alguna forma mi furia y violencia.
Le clavaré los dedos en el ojete sin preocuparme por lastimarlo, al contrario seré brusco y cruel para causarle un ardor insoportable que se trasmitirá a la punta de mi pija cuando la presione contra su ano para violarlo.
Le morderé las tetas pidiéndole que me dé de tomar su leche de perra. Quiero contagiarle mi terrible calentura y que se haga cargo de todos los momentos de ira que me obligó a disimular delante toda la clase.
Quiero dejarle el culo bien caliente antes de cojerlo. Quiero ver coloradas las ancas de esta yegua joven.
No descansaré hasta escuchar sus aullidos de dolor, cuando mi verga le desgarre el orto.
Voy a marcarlo con mi leche, voy a llenarle las tripas y el alma con mi leche de Macho.
Vamos a ver de que presume después este putito...
Por que sí señores, todo tiene su límite... y uno de estos días les aseguro que dejaré de reprimirme, me daré el gustazo y mandaré todo a la mierda."
Relato de nuestro lector Ernesto de Argentina.
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