"Raúl cerraba los ojos como para hacer más fuerza para relajar y vencer la resistencia de su cuerpo a dejarse poseer por la mano de su dueño y Dani, más flexible, respiraba profundamente deseoso de ser una marioneta manejada por por su amo como un guante.
Y por fin empezaron a desaparecer las dos manos de José en los cuerpos de sus esclavos y los dos gemían tranquilamente, sin espasmos, y notaban que sus cuerpos eran manejados como muñeco de un guiñol.
El amo profundizó más adentro y movía lentamente sus manos por el recto de los chavales y las sacó de nuevo pero ya no las introdujo abiertas sino que les clavó los puños, que entraron sin ninguna dificultad.
Los fisteó un buen rato y los críos sentían que sus pollas querían correrse sin estrépito y de manera discreta, notando el roce continuo de la mano cerrada de su amo paseándose por sus tripas."
Si pinchas la imagen puedes entrar a leer el capítulo 35 de esta historia del Maestro Andreas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario