Cuando el Macho se percibe a sí mismo con más poder o con un poder
incontrolado,
porque los demás no se atreven a decirle basta;
cuando una y
otra vez abusa de otro en su relación y no recibe ninguna recriminación,
descubre que los demás son capaces de
aguantar sus caprichos, acatar sus ordenes y cumplir con sus deseos,
todo sin poner objeciones, en ese momento se identifica y afirma en su rol de Dominante.
El Macho
que se acostumbra a dominar a los otros establece relaciones de prepotencia y excesivo dominio,
sobre todo si
esto va acompañado del vínculo social con otro, que acepta la sumisión.
Como Macho con urgencias sexuales y como Dominador con fuerza para imponerse,
usará y abusará de sus condiciones cada vez que se imponga la necesidad de aliviar los cojones.
Someterá a quién considere bueno para servirlo en su propósito.
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