Todo perro ha de saber que no solo es inútil, sino sobre todo impropio, preguntar a su Amo por qué motivo es castigado.
Si ha sido convenientemente educado descubrirá si el motivo de la punición tiene origen en alguna de sus faltas,
o si en esa oportunidad es simplemente porque a su Amo le sale de los cojones aplicarle un castigo.
Solo le cabe soportar reprimiendo lloriqueos y lamentos, y agradecerle a su Amo por el tiempo y la dedicación que ha puesto en corregirlo.
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