2/7/13

Apetitos prohibidos


Su crío ha crecido tanto como para convertirse en un machito.
Un machito que sigue tan insolente como para merecer de vez en cuando una tunda.


Pero este culito enrojecido despierta en el Padre apetitos que se resiste ha admitir. 


Se le ocurre que castigar con más saña esas nalguitas que siempre quiso y ahora desea
 es remedio adecuado para alejar el fantasma del tabú.


Pero más que remedio es veneno.
Cuanto más castiga, más ganas tiene de destrozar a vergazos el virgo de su nene.


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