El médico puede ser visto como alguien superior al paciente, ya que el médico tiene el conocimiento y los títulos,
La relación se complica por el sufrimiento del paciente y su limitada capacidad para poder aliviarlo por si mismo,
potencialmente dando lugar a un estado de desesperación y dependencia del médico.
Un médico sagaz, en la intimidad de sus consultas, detecta no solo las enfermedades de sus pacientes,
es capaz también de identificar con rapidez, cuales de ellos son putos perros en busca desesperada de verga,
necesitados de un macho que los someta y los folle.
Si los putos le resultan apetecibles los calmará temporariamente con una dosis de sexo,
y se ocupará de fomentarles una dependencia que los obliguen a solicitar consultas permanentemente.
Con sadismo puede negarles algunos turnos, o atenderlos y no ofrecerles consuelo sexual
dejándolos cachondso e insatisfechos hasta una próxima visita.
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