6/6/13

El Conde Feroz Tercera Parte Capítulo LXV


"Y por fin el conde dejó oír su voz y fue para dirigirse a su nuevo siervo: “Ariel, acércate... Más...Ven más cerca de mí... Quiero verte bien y apreciar tus aptitudes para calibrar exactamente cual es el mejor servicio que puedo obtener de ti... Físicamente eres muy hermoso, de eso no cabe duda. 
Y ciertamente incitas y levantas fuertes pasiones al admirarte. Al menos tanto a mí como a estos dos esclavos sentados a mis pies, que no se cansan de mirarte ni de pensar lo que todavía no deben, nos has empinado la polla nada más verte y ahora todavía nos la mantienes tiesa y dura como esas columnas de mármol que rodean el patio... Me ha dicho el noble Aldalahá que eres totalmente virgen y desconoces todo lo referente al sexo, y, sin embargo, por tu edad y desarrollo ya debiste eyacular muchas veces, por no decir casi todos los días, o mejor sería decir noches, desde hace bastante tiempo. No es así?” 
 El chico pareció sonrojarse y bajó la vista diciendo: “No entiendo bien lo que me pregunta mi amo. No sé que significa esa palabra, mi señor”.
 “Eyacular?”, pregunto el conde. 
“Sí, mi señor”, aclaró el esclavo. 
Nuño se rió al igual que todos sus muchachos, menos Guzmán, y, agarrándose la polla con una mano, le aclaró al chico: “Quiero decir si tu pene se te puso así de gordo y duro como el mío y haya soltado un líquido lechoso y blanquecino que en nada tiene que ver con la orina. Comprendes?”
 “Sí, mi señor. Lo entiendo y casi todas las noches desde hace unos años me mancha el vientre esa leche que se queda seca sobre mi piel. Y, al despertarme, los eunucos que me cuidaban me la limpiaban antes de meterme en el baño”, respondió el esclavo.


Para leer el sexagésimo quinto capítulo de la tercera parte de esta saga pincha la imagen. 
 "El Conde Feroz" es una historia escrita por el Maestro Andreas y está ambientada en la España cristiana y mora del siglo XIII

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