"Mi sesión con el escort se dividía en dos partes: una agradable relación convencional seguida por una maligna acción final compatible con el acto sexual.
La mayor parte de la primera hora de nuestro encuentro, me dediqué a la estimulación oral y manual de sus genitales y del área inmediatamente cercana.
Su pene empezó a endurecerse y sus testículos se contrajeron.
Su temperatura aumentó dramáticamente, acompañada de una intensificación del aroma de sus excitados tejidos, la carne, y los órganos internos.
En contra de lo que los aficionados tienden a creer, este aroma varía sustancialmente en fuerza y claridad de un cuerpo a otro, y la fragancia de este escort era de una naturaleza especialmente agradable.
Dado que se había intensificado mi urgencia libidinosa, mi pericia empezó una feliz colaboración con mis menos cerebrales instintos, y aumenté mis servicios introduciendo desahogadamente dos dedos en la cavidad anal y masajeando su próstata.
Mis dientes y mi lengua se unieron en el ataque frontal, con tanta cortesía como firmeza, para estimular sus genitales hasta llevarlos al estado idóneo.
Debo añadir que saber que el orgasmo del escort sería el acontecimiento final de su vida creaba un sentimiento de anticipación y privilegio que hizo crecer extraordinariamente mi placer.
Por decirlo en terminología de los aficionados, estuve chupándole la polla y masturbándolo alternativamente, y haciendo presión en su glándula prostática hasta que pude apreciar los síntomas físicos de la vecindad del orgasmo.
Entonces coloqué su pene entre mis labios y mi boca fue rápidamente anegada con tres expulsiones distintas de esperma.
El buen gusto y volumen de su orgasmo fueron muy satisfactorios e hicieron que brotaran lágrimas de mis ojos.
La fase final y más significativa de la experiencia comenzó entonces.
De acuerdo con el agente del escort, había tomado la decisión de informar al muchacho de cuáles eran mis intenciones una vez que se consumase satisfactoriamente el orgasmo.
El agente del escort estaba convencido de que el muchacho aplaudiría mis actos.
Sin embargo, no me sorprendió ni su espanto ni su reacción encolerizada, ni siquiera porque cogiera a su agente con la guardia baja.
Después de una breve, violenta y finalmente fútil lucha, el escort fue sujetado por su agente.
No sin dificultades, su brazos fueron colocados debajo de su espalda y sus muñecas fueron atadas.
Se encontraba muy angustiado dirigiendo alaridos imprecatorios a su agente e implorándome que recapacitara.
Ya había previsto esta reacción y me resultó excitante, pero la decisión estaba ya tomada y resultaría mejor sedarlo mediante una inyección.
Se relajó inmediatamente y parecía lo suficientemente desorientado como para que fuera imposible que contestara a las preguntas más simples."
Fragmento de "Chaperos" de Dennis Cooper
¡Terrible incognita, mata o mutila a scort; este parrafo despierta el morbo peor!
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