"Ermo parecía dormido todavía pero, su polla latía en el aire como un metrónomo marcando el compás. Manuel lo puso boca abajo y empezó a acariciarle la espalda y el culo.
El chico ronroneaba y paladeaba el aire como si tuviese algo rico en la boca. Y al volver, Jul se puso al lado del chico, como una perra amorosa, y lo lamió entero poniendo especial empeño en dejarle muy húmedo y lubricado el ojo del culo para ofrecérselo a su amo, sin esperar que el cachorrillo despertase del todo. Manuel, como el gran macho de una manada de yeguas, se subió a lomos del perrillo y lo montó hasta preñarlo sin dejar que moviese ni un músculo."
Si pinchas la fotografía o el link de la columna a tu derecha puedes leer el capítulo 41 de esta historia escrita por el Maestro Andreas
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