Este Amo no tiene piedad con su nuevo sumiso.
Lo entrena aplicando los procedimientos más estrictos que ha aprendido de los mejores Masters.
Obliga al pobre sumiso a comerle su culo sudoroso, y lamerle el ojete como si fuera un helado.
Tomando con fuerza un puñado de pelo del sumiso, el Amo le controla la cabeza y la boca,
asegurándose un ajuste perfecto entre su sucio ojete y la lengua ansiosa y cachonda.
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