¿Desde cuando a un mísero dealer, que además es adicto, se le ocurre traficar sin la autorización
y la correspondiente mordida al agente antidroga de su distrito?
Semejante imbécil necesita de un escarmiento ejemplar, para que quede claro quién es el Jefe aquí,
y que la mejor sustancia blanca es la que brota de la verga de su Macho.
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