Cuando lo amarraron y le sellaron la boca con una cinta comprendió que esos hijoputas no bromeaban.
Que estaban dispuestos no solo a romper el virgo de su ojete,
sino también a hacerlo sufrir con sus juegos perversos.
Y lo peor es que después de tanta humillación y dolor
la cosa no pintaba de haber finalizado.
la cosa no pintaba de haber finalizado.
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