Feminizar no significa en absoluto, lograr parecerse a una mujer.
El producto de un proceso de feminización pasiva, es lograr que un hombre pasivo descubra,
acepte y profundice su femineidad, de tal modo que al entrar en relación con un Macho,
logre expresar ese mundo interior sin represiones, y goce de él, tanto en lo sexual como en lo afectivo.
Como fue educado para reaccionar como macho, esa educación actuará como mecanismo de represión,
que luchará para frenar el proceso de re-educación.
Por tal motivo, muchos pasivos se niegan a aceptar su femineidad.
Normalmente se usa el término “hembra” para referirse a los pasivos que han descubierto un mundo femenino en su interior.
Es la androginia psicológica, que tienen ciertos hombres.
Sin dejar de ser completamente hombres, sienten en su interior un componente femenino,
que se pone de manifiesto frente a la presencia de un Macho, y no de cualquier otro hombre.
Un varón feminizado, es aquel que ha logrado sintetizar en sí mismo los componentes psicológicos de “hombre y hembra”.
Y no aquel que ha copiado la forma externa de una mujer.
El que copia solamente lo externo, será un hombre disfrazado de mujer, pero no un hombre feminizado,
en el entendido de que una mujer no se define por las prendas.
El hombre feminizado es el que ha encontrado de forma creativa un estilo femenino de ser varón.
El pasivo total, no renuncia a ser ni a comportarse como varón, sino que permite que aflore lo femenino de su personalidad,
en una síntesis perfecta entre lo viril y lo femenino.
Las vías de expresión de esa síntesis interior son ilimitadas, y cada pasivo le da distinto alcance.
Lo importante es que el Macho, nunca se sienta confundido acerca de la identidad masculina de su pasivo.
Pero tampoco debe confundirse acerca de que no es, ni desea ser macho.
En este contexto, el Macho se define como aquel hombre que no posee un núcleo femenino en su personalidad,
pero que necesita del componente femenino de otro hombre, para realizarse como Macho en plenitud.
Siente además la necesidad de ser quien desarrolle en el pasivo ese aspecto femenino, le de forma, y sea el artífice del mismo.
No busca un igual en el otro, sino alguien complementario.
Por eso, los pasivos totales, normalmente no buscan cualquier hombre, sino al Macho.
De esa forma se aseguran el desarrollo de su parte femenina bajo la tutela de un hombre totalmente viril.
Esa parte femenina no debe entenderse como un proceso por el cual cada vez se parecen más a una mujer.
Los límites de la feminización siempre los marca el Macho.
El Macho debe sentirse atraído y subyugado, por otro igual a él en lo esencial,
pero con una importante diferencia, le gusta la diferencia, lo erotiza y lo excita.
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