26/1/13

Malos pensamientos


Comenzó como un castigo para corregir al sobrino impertinente.


Y descubrió que azotarle el culo era algo que lo entusiasmaba.


El calor de la carne azotada y el picor en la palma de la mano castigadora lo excitaron de una forma nunca antes experimentada.


Terminó arrancándole los calzones para gozar con la visión del baile de las nalgas castigadas, 
y sentir sobre su propia verga abultada la erección de cochino sobrino que también se había puesto cachondo.


Y entonces se atrevió a pensar:
"Que gusto me daría follarme a este puto!"



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