"El médico auscultó al amo y revisó a fondo al esclavo, desde la boca al culo, por donde le metió los dedos abriéndole el ano, para palparle el recto, y luego le introdujo un especulo para examinar por la reflexión luminosa de una linterna la cavidad anal del perro."
Si pinchas la fotografía o el link de la columna a tu derecha puedes leer el capítulo 26 de esta historia escrita por el Maestro Andreas
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