"Manuel empezaba a acostumbrarse al joven muchacho africano y, ante la situación de su cachorro, lo sometía a largas sesiones, acelerando su entrenamiento para un uso de alto rendimiento. Aquel ejemplar tenía madera y su cuerpo le daba grandes satisfacciones...Era una fábrica de semen encerrada en dos bolitas de un tamaño increíble para tanta producción. Si no le llenaba el culo a Geis con la leche del muchacho, lo ordeñaba sobre un recipiente y su lefa la repartía entre los demás cachorros como un sobrealimento de proteínas y vitaminas. En cualquier caso, fuese dentro de la perra viciosa o en el cacharro, Aza daba leche más de seis veces al día por lo menos"
Si pinchas la fotografía o el link de la columna a tu derecha puedes leer el capítulo 20 de esta historia escrita por el Maestro Andreas
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