" El mastín, casi desafiante, imitó al joven negro, pero separó más los cuartos traseros y ofreció mejor el culo para ser zurrado por su amo. Manuel no se contuvo en su afán por doblegar a su gran macho y le asestó una tunda que si sólo fueron cincuenta los zurriagazos el efecto fue de cien. Pero el cachorro los soportó con una sonrisa, sin delatar su quebranto, aunque empalmado, porque su mente se estaba follando otra vez al precioso capricho de su señor. Bom revivía cada sensación y cada roce con el bello cuerpo de Jul y su verga recordaba la suavidad interna del muchacho, que le provocaron la más placentera corrida de su existencia."
Si pinchas la fotografía o el link de la columna a tu derecha puedes leer el capítulo 25 de esta historia escrita por el Maestro Andreas
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