La organización jerárquica de los ejércitos, la convivencia íntima y prolongada de hombres jóvenes que están subordinados a otros,
las prácticas militares violentas, son medio propicio para las relaciones de sometimiento y abuso sexual.
"A pesar de las maniobras, los días en el campamento eran un infierno puesto que el puñetero capitán hacía cuanto estaba a su alcance para disponer de tiempo y joder a su asistente.
No había una sola jornada en que no le diese por el culo un par de veces y tuviese que mamársela otras tantas, además de prestarle los humillantes servidos de limpiabotas, urinario y soportar bofetadas y patadas a mazo.
El muy animal parecía como que hubiese perdido el juicio y no le importase que alguien se enterase de lo que estaba pasando dentro de su alojamiento entre él y su joven asistente.
Y a Dani cada vez se le notaba más cansado e incluso arrastraba penosamente los pies cuando recorría el espacio que separaba la tienda compartida con Raúl y los aposentos de su jefe.
La vuelta era más rápida y hasta se podía asegurar que iba alegre y con una sonrisa de oreja a oreja, imaginado ya lo que le esperaba a manos de su camarada al traspasar el umbral de la carpa.
Raúl cada vez era más brusco con su compañero, mejor dicho con su esclavo, puesto que ya no había ningún disimulo en la relación mantenida por ambos jóvenes.
Y lo trataba como a la última mierda sobre la tierra, usándolo sin miramientos ni piedad.
Lo de menos (bueno, lo demás para Dani) era como le daba por el culo, casi en seco y con más brutalidad a medida que el ritmo de las acometidas aumentaba.
Dani no sentía ningún placer físico en ello, entendido como gusto o sensación agradable. Su mente se calentaba y su polla se excitaba por el morbo y el hecho de ser usado y sometido por el noble bruto, que lo montaba sin la menor preocupación de lo que le pasara a la zorra de la que se servía para satisfacer su lujuria.
Y zorra era lo más cariñoso que salía de la boca de Raúl al referirse a su camarada esclavo.
Tampoco se comedía el mozo al darle de hostias ni patearle el culo al menor descuido o despiste del muchacho al servirle algo o lamerle el culo, los pies o las botas.
Eso daba igual, porque para Raúl ya era menos que una palangana para lavarse sus partes o mear sin necesidad de salir de la tienda e ir a las letrinas comunes.
Dani ya se tragaría su meo o lo mantendría dentro de la barriga hasta poder expulsarlo por el culo en el retrete.
Y todo eso para Dani era el cielo.
La gloria sólo empañada por la voz y la presencia de su capitán sobre la tierra.
Por qué un rayo no lo partiría en dos, pensaba Dani cada vez que tenía que verlo delante.
No recordaba odiar tanto a nadie en su vida como a aquel cretino, hijo de la gran zorra que lo parió.
Le haría tragarse todos sus medallas hasta asfixiarse con ellas."
fragmento de "La sumisión" el capítulo 6 de la serie "Soldado" autoría de Maestro Andreas..
No hay comentarios.:
Publicar un comentario