Cuándo los jóvenes monjes quedan indefensos frente al Demonio de las tentaciones,
sus superiores más viejos y sabios les ayudarán a resistir la lujuria
con disciplinas y ejercicios destinados a mortificar la carne.
Un culo castigado y ardido acompañado de secretas conjuras
pondrán en huida a los malignos.
Aunque a veces el Diablo, que es muy astuto, engañará al verdugo
contagiando al más viejo la lascivia del más joven.
Cuantas vergas se han endurecido y hasta ejaculado en estas sesiones de azotes!
Y la naturaleza sabia se encargará de que las aguas heladas de un arroyo
calmen; por lo menos por un tiempo, tantos ardores.
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