28/3/20

La Nochebuena del incesto - segunda parte -


Me sorprendió la sensación de tener a mi Papá en lo profundo de mi culito, cogiéndome y preñándome.
Lo imaginé durante años, pero nada me preparó para la experiencia de sentir la verga monstruosa de mi Padre en las entrañas.
Me dolió cuando entró, y aún más cuando se hundió en las profundidades de mi cuerpo.
Pero una vez que me acostumbré, ¡me encontré montando una ola de placer como nunca antes había conocido!
Y mejor que fuera mi propio Padre quien lo estaba haciendo.
Él estaba orgulloso de su hijo y de lo bien que tomé su virilidad, pero sabía que necesitaba un descanso.
Después de todo, ¡ambos pasamos por mucho!
Pero a pesar de sus esfuerzos, Papá no pudo resistirse a poner sus manos sobre mi culito desflorado.


Jugó con mis nalguitas, viéndolas moverse y moverse bajo las puntas de sus dedos.
Mientras lo hacía, podía ver mi ojete rosado, todavía dolorido y en carne viva por la jodida anterior.


Se metió en la cama a mi lado, frotando mi agujero y calmándolo con suaves caricias.
Me sostuvo cerca, besándome mientras cuidaba mi culo.
Me ama mucho y no quería lastimarme.
Me atesora por encima de todo lo demás.


Sin embargo, por mucho que quisiera protegerme y dejarme descansar, sentía su verga crecer y crecer una vez más ...

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