¡Te ordeno que me tortures!
Si el Amo quiere experimentar de primera mano placeres masoquistas, y jamás permitiría estar en manos de otro Dominante;
como Dueño y Señor de su siervo, no debe vacilar en hacer cumplir esta orden.
Al Amo jamás se lo cuestionará, ya que se le debe obediencia ciega.
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