Nuestro Jefe siempre reniega de uno de sus empleados.
Es un rubito que hace poco ingresó a la oficina.
Considera que es un inútil, bueno para nada.
Pero para nosotros, sus compañeros de trabajo, el rubito ha resultado ser de gran utilidad.
Y por eso cada vez que podemos cubrimos sus torpezas.
El chico se ha rebelado como una verdadera perrita puta, y a diario lo utilizamos para descargar tensiones, y también sea dicho, cojones.
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