Si por fin después de cuatro meses decides exigirle a un cliente de tu gimnasio el pago de su abono atrasado,
no esperes a la hora de cerrar cuando no queda más compañía que la suya.
Bien le conoces la fama de cabrón y soberbio por las formas que se gasta con los demás chicos.
Tienes muchos reparos cuando te lo cruzas y observas su cara de malo y su pinta de Sansón.
Te cuidado, es muy posible que de mala manera te diga que nunca pagará el puto abono.
Y que la manera de dejarte en claro sus intensiones sean las de un Dominante con intenciones de convertirte en su puta.
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