Dicen que fue utilizado en la Edad Media por los Caballeros que, antes de partir a Las Cruzadas, se lo ponían a sus esposas para evitar infidelidades y deslices, y se daba por descontado que ese instrumento de suplicio había desaparecido de la faz de la Tierra, que solo algunos ejemplares se conservaban en los museos como verdaderas reliquias.
Craso error. En pleno siglo XXI los hombres lo usan como instrumento de placer.
Thomas Hilmer, dueño de un almacén en Pensilvania, E.U., llamado 'El Cinturón de Castidad', asegura que desde 1990 es el primer fabricante en el mundo de cinturones de castidad de alta seguridad y equipos de BDSM, y que su interés es "lograr un arte creativo y erótico a través del trabajo con el metal".
Pero no es el único. Para no quedarse atrás, sus competidores se han dedicado a diseñar modelos con valor agregado.
Por ejemplo, el alemán Mario Latowski creó un cinturón en forma de bikini; Neosteel los hace con estimuladores eléctricos incorporados; Remy tiene el 'castitubo', Tollyboy los hace en acero inoxidable, y CB-2000 en plástico, ideales para viajeros frecuentes porque no los registran los detectores de metales.
El cinturón de castidad se ha convertido en un elemento del juego erótico y puede usarse como elemento de castigo o para privar totalmente a los órganos genitales de los estímulos externos.
Si se usa "en serio", el sumiso es totalmente dependiente y el carácter de la castidad deja de ser algo autónomo, pues quien hace el papel dominante, el de la llave, tiene la sensación de poder absoluto sobre la sexualidad del dominado.
Es el responsable del juego sexual.
Pero si bien el objetivo primario de la prenda es hacer imposibles las relaciones sexuales o la masturbación, algunos fabricantes de modelos masculinos los ofrecen, incluso, para provocar placer automático.
"Puedes sentir la contra-presión que se produce con una erección sin tener que preocuparte de tus preciados testículos, ya que hay compartimientos especialmente diseñados para los amiguitos de abajo -dice la promoción-. No esperes más y consigue el tuyo".
Extracto de un artículo de: El Tiempo de Bogotá
Craso error. En pleno siglo XXI los hombres lo usan como instrumento de placer.
Thomas Hilmer, dueño de un almacén en Pensilvania, E.U., llamado 'El Cinturón de Castidad', asegura que desde 1990 es el primer fabricante en el mundo de cinturones de castidad de alta seguridad y equipos de BDSM, y que su interés es "lograr un arte creativo y erótico a través del trabajo con el metal".
Pero no es el único. Para no quedarse atrás, sus competidores se han dedicado a diseñar modelos con valor agregado.
Por ejemplo, el alemán Mario Latowski creó un cinturón en forma de bikini; Neosteel los hace con estimuladores eléctricos incorporados; Remy tiene el 'castitubo', Tollyboy los hace en acero inoxidable, y CB-2000 en plástico, ideales para viajeros frecuentes porque no los registran los detectores de metales.
El cinturón de castidad se ha convertido en un elemento del juego erótico y puede usarse como elemento de castigo o para privar totalmente a los órganos genitales de los estímulos externos.
Si se usa "en serio", el sumiso es totalmente dependiente y el carácter de la castidad deja de ser algo autónomo, pues quien hace el papel dominante, el de la llave, tiene la sensación de poder absoluto sobre la sexualidad del dominado.
Es el responsable del juego sexual.
Pero si bien el objetivo primario de la prenda es hacer imposibles las relaciones sexuales o la masturbación, algunos fabricantes de modelos masculinos los ofrecen, incluso, para provocar placer automático.
"Puedes sentir la contra-presión que se produce con una erección sin tener que preocuparte de tus preciados testículos, ya que hay compartimientos especialmente diseñados para los amiguitos de abajo -dice la promoción-. No esperes más y consigue el tuyo".
Extracto de un artículo de: El Tiempo de Bogotá
Auténticas preciosidades, especialmente los dos de metal enteros
ResponderBorrarTotalmente de acuerdo con Dominus Jaime.Son preciosos. El inconveniente de los metalicos son los arcos de detección de metales de los aeropuertos para los viajeros frecuentes.
ResponderBorrar