Con dinero en su billetera y un traje de primera que resalta la imponente figura, un Macho maduro se impone como se imponen los grandes y poderosos.
Un bartender hipermasculino cae subyugado ante el poder legítimo del Hombre superior.
Al igual que un perro entrenado, de cuerpo perfecto, se rinde fácilmente de rodillas frente al Macho.
Dispuesto a servir se engolosina con la verga jugosa, y ofrece su hermoso culo grande para que el Dominante juegue.
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