6/6/15

Diagnostico meti-culoso


El abuso sexual es un diagnóstico relativamente frecuente en la práctica clínica cuya prevalencia depende, en gran medida, del conocimiento y de la adecuada valoración que el profesional haga de los indicadores de sospecha.
El diagnóstico inicial del abuso es siempre un diagnóstico de sospecha. 
La certeza o el grado de probabilidad se obtiene después de un proceso de valoración de los indicadores mediante el estudio médico, social y psicológico.
Por desgracia pocos indicadores son concluyentes por sí mismos y puede llegar a ser muy difícil establecer el diagnóstico de abuso con certeza, con toda probabilidad y, desde luego, en muy pocas ocasiones es posible establecerlo en la primera entrevista o en la primera exploración sin asumir un excesivo margen de error. 
El diagnóstico se basa, pues, en una valoración de indicios no exenta de un factor de interpretación del profesional que, por otra parte, siempre ha sido reconocido y apreciado en el ejercicio de la medicina. 
Dado que intervendran diferentes profesionales, es necesario compartir un concepto de abuso sexual que permita dar respuestas a criterios legales y de salud. 
Las lesiones localizadas en genitales, en la cavidad bucal, en región perianal o en nalgas deben ser consideradas producidas como consecuencia de una agresión sexual.
Por otra parte, las fisuras perianales pueden ser secundarias a estreñimiento, pero debe valorarse su evolución cuando se tratan adecuadamente y se normaliza la consistencia de las deposiciones. 
También las fisuras y lesiones producidas por la agresión sexual pueden producir estreñimiento secundario.
En este seguimiento que puede durar semanas o meses, el profesional debe estar especialmente atento a la aparición de otros indicadores que pudieran incrementar el valor de la sospecha, como por ejemplo: molestias al andar o al defecar, o las dilataciones del esfínter anal. 
Es necesario estudiar si existen causas orgánicas, funcionales o infecciosas y valorar su evolución después del tratamiento adecuado. 
Además se explorará la presencia de indicadores en su comportamiento, cambios en el rendimiento escolar, etc.


Muchas veces una meticulosa práctica profesional encaminada a realizar el mejor diagnóstico y a ofrecer el tratamiento médico más oportuno, es mal interpretada. 
Especialmente cuando los profesionales que intervienen en el diagnostico deciden reconstruir la agresión sexual, para medir la posible predisposición de la víctima a cooperar y hasta provocar a sus agresores para que lo abusen sexualmente.


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