Se dice de un Maestro coreano de bondage, profesional de gustos muy refinados, al que se puede contratar,
importante suma de dinero mediante, para inmovilizar a un sumiso propio o alquilado,
y darse el gustazo de follar a una verdadera obra de arte.
Algo así como el perro que ilustran estas fotografías, que con disposición ofrece boca y coño para el abuso,
mientras que pende suspendido del techo gracias a seguras ligaduras.
El mismo Maestro enseña alguno de sus trucos, no todos, a Amos interesados en perfeccionarse en el arte del bondage extremo.
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