Uno debajo, el otro arriba, uno necesitando ayuda del otro,
accidentalmente en el gym se descubren un A (Alfa) y un ω (omega)
El relieve y el olor de los cojones del A se impone al débil ω,
que cae rendido ante la fuerza de seducción del poseedor de la masculinidad egemónica.
Solo queda para ω rogarle a A, que le permita ser reverenciado,
para adorar son su lengua la piel y los pelos sudados.
Para demostrarle que está a sus pies y que anhela convertirse en su felpudo.
Para brindarle gusto con boca y garganta mientras se traga la dura verga dominante.
Sabe que le espera dolor, y que será bienvenido.
Que agradecerá cada golpe y cada tortura que deba imponérsele en beneficio de los caprichos de A.
Y aguardará ansioso el supremo momento de convertirse en la puta dolorida y cachonda,
en el culo caliente en donde su Dominador descargue los cojones.
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