Cuando se desee disciplinar y/o torturar al esclavo,
sujetarlo a un cepo de la forma en que ilustran las siguientes imágenes
le ocasionará una molestia cada vez más insoportable a medida que pase el tiempo,
y permitirá marcarle a latigazos el pecho y las piernas, sin correr el riesgo de tocarle la cara.
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