Si al controlar esas filmaciones el sumiso resulta atractivo por su aspecto y actitud, el pichón se encarga volver a citarlo.
Inocente y confiada la tierna víctima se encontrará con la sorpresa de que en el recinto aislado la espera el Master y sus amigos, sádicos babeantes de deseo, dispuestos a darse un banquete de carne joven, casi virgen.
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