¡Baja al sótano!

¡Baja al sótano! me ordena el portero del edificio.
¿Ahora? le contesto.
¡Ahora mismo perra! me responde.

Aunque no me crean este diálogo de locos es posible porque para él yo soy perra del 8º A.
Soy el chico puto que dependiente de su verga llevo un plug  incrustado en el ojete  para mantenerme abierto y caliente y una jaula apretando mi pequeña pija, que me pica como nunca cuando me ordena bajar al sótano para meterme un polvo y lavarme la cara con su leche de macho.

Al cabrón le gusta grabarnos para después compartir con sus amigotes la hazaña de mostrar como me tiene de caliente el hijoputa del portero.