-Siempre estarás a mi alcance para lavarme los pies con tu lengua.- Dijo mi Amo, y continuó:
-Espero que nunca dejes de tener la boca llena de babas calientes y que te esmeres en esta tarea, de lo contrario te marcaré a latigazos, pero usando el largo de cuero trenzado que deja surcos permanentes.-
Mi nuevo Amo sabe lo que quiere, no permite que a su esclavo le queden dudas, y se expresa con firmeza y claridad.
Lo que Él no sospechaba es que los pies de mi Señor Macho son mi debilidad.
La razón por la cual caí en la esclavitud y jamás intentaré escapar de ella.
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