24/1/14

Erección Stop


"Lo cierto es que, cuanto más soltero, más joven y mejor físico tenga el esclavo, más gusto da ponerle un cinturón de castidad. 
Pero éstos son solamente estimulos añadidos a una práctica que per se es absolutamente satisfactoria y excitante. 
 Me parece una deliciosa tortura...
Colocar un cinturón de castidad es algo que trasciende más allá de la sesión. 
Cada impulso frenado, cada calentón no resuelto con una sucia y rápida paja en el baño, cada despertar con la polla dolorida 
por la incontrolable presión nocturna, cada estímulo visual frenado por una cárcel de plástico, metal o cuero. 
No es sólo privar de una necesidad básica, es la sensación de control absoluto y, en el caso de los sumisos más difíciles de domesticar, 
el placer de oírlos suplicarme que abra el candado o les de la combinación secreta. 
Y mi regocijo al negarles su petición de piedad. 
Como he dicho en alguna ocasión anterior, pienso que la mayoría de los hombres son esclavos de sus pollas...
Hay, como en casi todo lo referido al BDSM, una gran variedad de aparatos a nuestra disposición. 
Y, además, algunos verdaderamente terroríficos, que proveen al artilugio de un valor añadido, 
como los dispositivos con inserción uretral, que inhabiltan por completo hasta la función más básica. 
No sólo los huevos a punto de estallar... también la vejiga."

Ama Marta

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