Con cobayos resistentes se estudian las reacciones que provocan nuevas torturas.
Profesionales sádicos elaboran ideas y realizan experimentos destinados a quebrar y someter a los individuos más aguerridos y rebeldes.
Como en todo laboratorio después de varias pruebas los cobayos se descartan por inútiles.
Generalmente se los entrega a otros cobayos, que resentidos con su destino se encargan de acabarlos brutalmente.
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