"Necesitaba sentir dentro mío al Gran Maestro.
Pero, ¿cómo podría expresar este doloroso deseo sin causarle frustración o desaprobación?
Por nada del mundo quería causar alguna interrupción del ritual unción.
Me empeñé en hacer todo lo posible para recuperar la compostura y seguir pacientemente su guía.
Debo admitir que con mucho esfuerzo y gracias a lo que había aprendido sobre auto control y disciplina pude conseguirlo.
Cuando el Gran Maestro me permitió tocar y besar su enorme e impresionante verga me invadió una emoción indescriptible.
Él guió cada uno de mis movimientos dándome la confianza necesaria y expresando su aprobación en los momentos en que era apropiado.
Mi cuerpo recibió mucha de su atención. Nunca olvidaré los besos que compartimos durante el ritual y el vínculo sin palabras que él y yo habíamos formado."
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