26/2/23

Confesiones de un aprendiz 1

"Antes de ingresar oficialmente a la Orden ya había aprendido mucho sobre lo que significaba exactamente ser parte de ella y lo que implicaría.Para la mayoría una acción disciplinaria sonaría como un castigo.

Pero aquí en la Orden es simplemente un recordatorio de que todo lo que hacemos y todo lo que experimentamos es para servir a un propósito superior. Físicamente, es estar junto a mis hermanos (los otros aprendices) en la Orden y aprender de los mayores (nuestros Maestros y Grandes Maestros) cómo cumplimos ese propósito sirviéndolos y sirviéndolos.

Históricamente, la disciplina siempre se ha definido como el entrenamiento bajo algún tipo de tutela o autoridad. También significa ser capaz de controlarse a uno mismo. Aquí en la Orden, es una combinación de todo esto.

La idea de que sea una reprimenda, aquí, significa más una advertencia. Pero incluso si fuera un castigo o una reprimenda, estaría mintiendo si dijera que no lo he estado esperando desde que aprendí lo que significa ser un aprendiz en la Orden.

Mi acción disciplinaria será administrada por uno de los Maestros al que he visto muchas veces y he tenido el privilegio de escucharlo hablar, pero la idea de estar uno a uno con él en uno de los cuartos oscuros ceremoniales hace que todo mi cuerpo zumbe de emoción. Aunque sé que no puede decirlo explícitamente, espero que al final de la acción se sienta orgulloso de mí y del hecho de que llegué a la Orden con todo el conocimiento que uno puede obtener antes de experimentarlo de verdad...

Encuentro placer en servir a la Orden.

El Maestro continúa el ritual, alternando entre golpearme el culo y agarrarme las bolas. Siento que se ha aplicado aceite en las manos y entre palmadas del ritual empieza a acariciarme el pene. Otra sorpresa sin duda, pero al igual que con las bofetadas sentí un inmenso placer y orgullo de estar haciendo esto al servicio de la Orden. Siempre había pensado que esto era un pecado, pero ahora me doy cuenta de que era solo porque lo había estado haciendo solo y no dentro de los parámetros de la Orden...

El Maestro hace que mi pene se hinche por completo. Es a la vez contundente y metódico al ordeñarme, haciéndome saber que quiere que alcance mi clímax. Todos estos nuevos sentimientos, estas nuevas revelaciones y simplemente la idea de servir provocan una sensación de emoción y placer completamente nueva e implacable. Antes de que me dé cuenta de lo que está sucediendo, mi pene duro comienza a chorrear, mis gemidos son más fuertes de lo que pensé que podrían obtener...

El Maestro me indica que me ponga de pie, y lo hago. Se agacha hacia donde disparé mi leche y toma un poco de ella en sus dedos. Se estira y toca mi labio inferior con los dedos cubiertos de esperma y los inserta en mi boca, haciéndome probarlo. Esto me permite saber que he recibido la acción disciplinaria como se suponía. Él está orgulloso de mí.

Estoy agotado, pero ya estoy deseando dar el próximo paso..."

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