En un banquete de pijutos no puede ofrecerse el culito de un cachorro virgen, sin antes someter a un proceso de ablande a su ojete cerrado, ese proceso suele llamarse "doma". Con paciencia pero con determinación se vence la rebeldía de los esfínteres sin arruinar su estrechez y se ejercita su flexibilidad. Debe estimularse al putito para que descubra que su placer está en servir de vaina de la verga de los machos.
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