11/10/14

Castidad


"El uso del cinturón de castidad centra el asunto en la órbita masculina, buscando la sensación de “hazme mientras estoy obligado”. 
Por lo tanto, yo lo sitúo en la categoría del recreo y los obsequios.  
Personalmente, no utilizo el aparato directamente para forzar la abstinencia, porque no espero un mejor comportamiento de mis sumisos debido a su uso. 
Sin embargo, hay efectos que el aparato provoca en un sumiso por los que puede usarse para incrementar el divertimento mutuo del recreo. 
Hay rasgos de los utensilios de castidad que introducen elementos de control más allá de la disciplina mental. 
En primer lugar, la mayoría de los aparatos limitan físicamente la cantidad de erecciones que un sumiso puede llegar a tener. 
La sensación de ser incapaz de llegar a tener una erección completa es ‘enloquecedora’
Algunos aparatos impiden cualquier estimulación del pene o el escroto. 
La mayoría los obliga  a orinar sentados, limitando también su libertad fuera de la relación de Amo/esclavo. 
Los sumisos mencionan también el efecto de ‘permanente recordatorio’, al llevar el utensilio facilitan a sus Amos el control físico de sus genitales incluso cuando están separados. 

Desde el momento en que le coloco el aparato al sumiso hasta el momento en que se lo quito, mi objetivo es hacerle sentir los efectos del utensilio… profundamente. 
Empieza con el clic de la cerradura. 
Los policías te dirán que el momento más peligroso cuando aprehenden a un criminal se sitúa entre la aplicación de la primera y la segunda esposa. 
No hay rechazo que tenga ese impacto mental en el reo que el escuchar la cerradura y saber que no hay marcha atrás. 
Lo mismo ocurre con el cinturón de castidad. 
No importa cuanta autodisciplina haya adquirido el sumiso, la realidad física del aparato le conmocionará. 
Entonces, utiliza ese momento para reforzar su vulnerabilidad. 
La cerradura emite un bello sonido al cerrarse, mantengo el utensilio una vez cerrado, estrujo sus pelotas un poco (dependiendo del aparato y si puedo o no tocarlas). 
Diré algo como: “de ahora en adelante… se acabaron las erecciones para ti…”; o “no te diré cuanto tiempo lo mantendremos esta vez”. 
Algunas veces le tengo arrodillado con sus manos tras la espalda, entonces sitúo mi pie bajo el aparato y lo zarandeo desde abajo a la par que le abofeteo ambos lados de su cara, mientras él me agradece el uso del aparato. 

Tras el período de tiempo en el que lleva el cinturón, yo jugaré con sus fantasías y fetiches. 
Le llevaré a la erección en su confinamiento una y otra vez. 
Agitar el aparato es siempre muy efectivo… en muchos casos, ¡es la única estimulación que podrá tener! 
Si durante el curso del tiempo que está enjaulado, no te apetece provocarle, no lo hagas. 
Sus responsabilidades como sumiso no están suspendidas durante ese tiempo. 
Continúa teniendo que esforzarse por anticipar tus necesidades y hacer tu vida más fácil. Precisamente porque le estas premiando debe ser un buen sumiso. 
En ocasiones, cuando mantiene el propósito apropiado, puedes comenzar a tener la sensación de que está equiparando su sumisión con el aparato y concediéndole demasiada importancia. 
Si ocurre, no te preocupes. Déjale disfrutar su fantasía. 
Terminará cuando tú decidas, y él retornará mejor que nunca. 

Resumen Sin duda, puedes controlar la sexualidad de tu sumiso sin utilizar un cinturón de castidad. De hecho, es mejor para él aprender la autodisciplina que se requiere antes de utilizar el aparato. 
Sin embargo, para el tiempo de juego, regalos y divertimento, hay pocas cosas que puedan provocar el placer cíclicamente repetido de atormentar y provocar a un sumiso enjaulado en un cinturón de castidad."


Extracto de un artículo de Mis Rika

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