2/11/13

Sonda + electricidad

Harto de soportar que su perro indisciplinado eyacule sin permiso en plena sesión, 
un Amo recurrió a un remedio que le resultó eficaz 
al tiempo que le agregó un condimento extra para satisfacer su sadismo. 

Inmediatamente después de que el puto había eyaculado, 
y cuando todavía su pene se encontraba inflamado y estremecido por la acabada, 
le introdujo una sonda metálica por la uretra.

Una sonda gruesa y suficientemente lubricada que le hincó hasta encontrar el tope del fondo.  

Conectó con cables y electrodos la sonda a un dispositivo que regula descargas eléctricas, 
y fue administrando dosis de sacudones ardientes de electricidad en el centro de la verga del perro hasta cansarse de escucharlo aullar, maldecir y suplicar. 

A partir de esa oportunidad, el Amo volvió a aplicar el castigo 
cada vez que el puto no pudo dominar su cachondez; 
y muchas otras veces solo por el gusto de verlo retorcese pidiendo clemencia. 

Otro Dominante amigo del Amo, al enterarse de la utilidad de esta práctica
decidió aplicarla con un esclavo veterano al que siempre tenía que frenar
con golpes en los testículos para que no se deslechara mientras le daba fuerte caña.

Pero, lo distinto que pueden ser los sumisos entre sí,
y lo diferente que pueden ser sus reacciones.

El puto veterano no solo no chilló, sino que mordiéndose la lengua 
y con la mirada suplicante le pidió a su Amo que aumentara la frecuencia
y la intensidad de las descargas eléctricas,
hasta que se vino con un torrente de leche y un orgasmo brutal.

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