17/6/12

Soldado / El collar

"José se marchó de la casa y el esclavo, amarrado por el cuello como un perro, quedó solo sin saber que hacer ni como matar el tiempo hasta que su amo volviese.
Se sentó en el suelo con la espalda apoyada en la cama y miró su pene, que en comparación con el de su nuevo amo era como de juguete, y se excitó al recordar el tamaño del miembro viril de su dueño.
Se dio cuenta que estaba ansioso por tener todo eso dentro de su cuerpo y no solamente en la boca.
Y se dijo: “Cuándo considerará que estoy listo para follarme y clavarme su portentoso instrumento en mi culo?
Me va a partir, pero seguro que sabe hacerlo y no me dolerá tanto.
Hasta puede que sienta gusto y tenga que hacer esfuerzos para no correrme.
Dejará que me corra yo también? Seguro que prefiere tenerme con los huevos llenos.
Pero si luego duermo abrazado a él y noto su polla pegada a mi, no sé si me saldrá toda la leche sin querer.
Y entonces me pegará y ya me dijo que serían muy duros sus castigos."


  Si pinchas la imágen puedes entrar a leer el capítulo 13 de esta historia del Maestro Andreas

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